Para un desempeño laboral competente, la persona recurre a una combinación de los
siguientes tipos de competencias, aplicados a problemas y situaciones concretas de su trabajo:
• Competencias básicas: Son aquellas que se desarrollan principalmente en la educación inicial y que comprenden aquellos conocimientos y habilidades que permiten progresar en el
ciclo educativo e integrarse a la sociedad. Tradicionalmente se incluyen entre las competencias básicas las habilidades en las áreas de lenguaje y comunicación, aplicación numérica, solución de problemas, interacción con otros y manejo creciente de tecnologías de información.
• Competencias conductuales: Son aquellas habilidades y conductas que explican desempeños superiores o destacados en el mundo del trabajo y que generalmente se
verbalizan en términos de atributos o rasgos personales, como es el caso de la orientación al
logro, la proactividad, la rigurosidad, la flexibilidad, la innovación, etc.
• Competencias funcionales: Denominadas frecuentemente competencias técnicas, son
aquellas requeridas para desempeñar las actividades que componen una función laboral, según
los estándares y la calidad establecidas por la empresa y/o por el sector productivo correspondiente.
Las competencias básicas, conductuales y funcionales se desarrollan tanto a través de actividades de aprendizaje formales (educación o formación convencionales) como por medio
de diversas modalidades de aprendizaje no formal (on-the-job-training, e-learning, otros) o informal (aprendizaje espontáneo que ocurre en distintos entornos: laborales, sociales, familiares, etc.)
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